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Los sentimientos

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Artículo 523, del Código Penal.

El que con violencia, amenaza, tumulto o vías de hecho, impidiere, interrumpiere o perturbare los actos, funciones, ceremonias o manifestaciones de las confesiones religiosas inscritas en el correspondiente registro público del Ministerio de Justicia e Interior, será castigado con la pena de prisión de seis meses a seis años, si el hecho se ha cometido en lugar destinado al culto, y con la de multa de cuatro a diez meses si se realiza en cualquier otro lugar.

Artículo 524, del Código Penal.

El que en templo, lugar destinado al culto o en ceremonias religiosas ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses.

Dice el diccionario de la Real Académica de la Lengua que un sentimiento es “el hecho o efecto de sentir o sentirse”. Ya está. Uno se siente de tal o cual manera.

A diario, me siento ofendido. Imagino que en mis sentimientos. O quizás no. Me ofende la corrupción. Me ofende la política de baja calidad que nos condena al fracaso. Me ofende la religión mal entendida, aquella que intenta obligarme a comportarme de tal o cual manera. Me ofende la falta de educación. Me ofende que me hagan perder el tiempo. Me ofende que intenten manipularme, o contaminar mis informaciones. Me ofende el periodismo tendencioso. Me ofenden las guerras, el racismo, el machismo y, sobre todo, la intolerancia.

Esta semana le han hecho un escrache a un concejal de Ahora Madrid. Un grupo de policías le ha abucheado y hasta zarandeado el coche. Puedo estar o no de acuerdo con su protesta (desarticular una unidad de antidisturbios), pero no me ofende su protesta. Tampoco me ofende ver a un obispo en una manifestación contra el aborto. No me ofende ni que usen a los niños en esas protestas. Por tanto, no entiendo que a nadie pueda ofender una protesta en una capilla que está dentro de una Universidad en la que se ve un sujetador, cuando la Capilla Sixtina (el lugar en el que se eligen los papas) está llena de desnudos magníficamente pintados por Miguel Ángel.

Me ofende, y mucho, que a una persona por una protesta pacífica con la que puedo estar más o menos de acuerdo le procesen judicialmente y hasta le puedan condenar a un año de cárcel. Me ofende y hasta me indigna. Pero no voy a pedir que metan en la cárcel a quien ofenda mis sentimientos. Lo hacen todos los días y no hay cárceles para tantos delitos.


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